NO A LA VIOLENCIA CONTRA LA MUJER
Por: Jorge Agudelo Moreno.
En el mundo hay muchos tipos de violencia: verbal, psicológica, económica, sexual y física. Desafortunadamente, en todo el globo, de acuerdo con la ONU, una de cada tres mujeres ha sido víctima de alguno de estos tipos de abuso. Es por esta razón que la ONU declaró el 25 de noviembre como el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, como una manera de invitar a los habitantes de los 5 continentes a unirse y elevar su voz contra este flagelo. Este año 2024 se cumplen 25 años de conmemoración de esta fecha, y los avances contra este tipo de violencia no son significativos.
Según la Asamblea General de las Naciones Unidas, la violencia contra la mujer se puede definir como: “…todo acto basado en el género que tiene como resultado posible o real un daño físico, sexual o psicológico, incluidas las amenazas, la coerción o la prohibición arbitraria de la libertad, ya sea que ocurra en la vida pública o en la vida privada…” En ese sentido, es importante recalcar que absolutamente todos los tipos de maltrato femenino, atentan contra la misma sociedad, vulnerando el núcleo familiar, generando desigualdad, miedo, desesperanza, problemas de salud e incluso estancamiento en el progreso, es por esto que las acciones en contra de esta problemática deben ser tomadas en serio y sin demora.
Está claro que la educación emocional es uno de los factores clave para en el mediano y en el largo plazo lograr disminuir y prevenir la violencia, porque enseñarles a las niñas y niños que nada justifica la violencia, enseñar a las niñas y a las mujeres que no pueden quedarse calladas ni permitir que se les maltrate, enseñarles a los hombres que la violencia contra la mujer no es el camino, y enseñarles a todos por igual que la indiferencia también es parte del problema, y que todos somos iguales, que debemos querernos y respetarnos entre todos para con tolerancia hacer de la sociedad un mundo mejor, donde reine el respeto, el amor y la felicidad como meta universal…
Lo venimos diciendo desde que lanzamos nuestro 8º libro llamado “La educación Emocional, Una Herramienta contra la Violencia y por la Paz”, que la educación emocional ayuda a prevenir la violencia y es urgente trabajar para ello. De hecho, Rafael Bisquerra, el español que más sabe sobre este tema, defiende que la competencia emocional de la regulación de la ira para la prevención de la violencia es uno de los objetivos prioritarios de todo sistema educativo. Para Rafael Bisquerra, “la ira y sus «familiares» (como la rabia, el enfado, la cólera, la furia, el odio, los celos, etc.) están en el origen de muchos conflictos y comportamientos violentos”. Por ello, la ira es uno de los temas frecuentemente trabajados en educación emocional. Y es que se trata de una emoción básica con la que convivimos diariamente y que tiene un gran impacto en la sociedad. De hecho, continúa Bisquerra, conseguir que las personas sean capaces de regular su ira es un paso decisivo para la prevención de la violencia y para la mejora de la convivencia
Sin embargo, cualquiera que haya tenido alguna vez un ataque de ira sabe que gobernar esta emoción no es tarea fácil. Los expertos aseguran que es posible: la educación emocional ayuda a prevenir la violencia, ya que nos enseña a obtener información de por qué sentimos ira en determinadas situaciones. De esta manera, resulta más sencillo dirigir nuestras emociones hacia un desenlace diferente al de una «explosión nuclear» de furia y violencia. Pero la mayoría coincide en que para ello se necesitan años de entrenamiento. Y es que la ira es tan poderosa que puede jugarnos una mala pasada si no nos conocemos y estamos preparados para recibirla adecuadamente. Por ello, favorecer el desarrollo de programas de educación emocional ayuda a prevenir la violencia en todas las franjas de edad. Porque la ira y la violencia no entienden de razas ni edades. Aunque en honor a la verdad hay que decir que la ira no es mala en sí misma. De hecho, como toda pasión tiene su función y debe ser gobernada por la razón. Y es que la ira es una emoción que sentimos para asegurar nuestra supervivencia. Por ello, puede que sintamos ira en alguna ocasión si pensamos que se está cometiendo una injusticia hacia nosotros o hacia otras personas. Así, es un auténtico signo de humanidad y no sería bueno avergonzarse por sentir ira en determinadas situaciones.
Por un lado, los adultos tendemos a relacionarnos con los jóvenes para educarlos y marcar los límites. No obstante, necesitamos educación emocional para relacionarnos de forma que potenciemos en ellos las emociones positivas y su bienestar. Y por otro lado, los niños y jóvenes con las dinámicas apropiadas aprenderán que una emoción como la ira no necesariamente debe desencadenar un acto de violencia. Y es que «la emoción concreta que uno experimenta en una situación concreta es el resultado del aprendizaje» Aun así, la cuestión más importante es que la educación emocional debe asentarse siempre sobre una base ética y moral.
La educación emocional debe estar orientada no solo a la mejora de uno mismo, sino también a la mejora y el bien de los demás. Por ello, la educación emocional ayuda a prevenir la violencia porque favorece entornos donde se fomentan el respeto, la alegría, el humor, el amor y la felicidad.
La historia de la humanidad está marcada con la violencia, pero también con el amor, y en la medida en que utilicemos la educación emocional bajaremos los índices de la violencia y subiremos los índices del amor y de la felicidad, llevamos 25 años conmemorando esta fecha y los avances son muy pocos, por eso es urgente que implementemos la educación emocional en nuestro sistema educativo, para que en el mediano plazo tengamos resultados positivos y en el largo plazo podamos derrotar la violencia y abrazarnos con mayor empatía, solidaridad y afecto, hasta ser pacíficos y llegar a ser felices.
Todos podemos contribuir, informándonos, educándonos, pasando la voz, convirtiéndonos en multiplicadores de la iniciativa mundial para eliminar de una vez por todas, la violencia contra las mujeres en todo el mundo. Todo empieza en nuestros círculos más cercanos, en nuestra familia, en nuestros amigos, en nuestros compañeros de trabajo, de estudio, en nuestros conocidos. ¡¡¡Empecemos ya!!!
Finalmente, un día como este 25 de noviembre, elevemos nuestra voz e Invitemos a los demás a que también se unan y recordemos todos que es el momento de decir y gritar: ¡NO A LA VIOLENCIA CONTRA LA MUJER! Y que viva la implementación de la educación emocional para alcanzar una educación integral y de calidad, para hacer realidad la frase del Filósofo y Matemático Pitágoras, quien nació 5 siglos antes de Jesucristo y dijo que “eduquemos al niño y evitaremos castigar al hombre”, y la otra frase de Charles Darwin de que “El lenguaje de las emociones es en si mismo, y sin dudas, muy importante para el bienestar del ser humano”…Bienvenida pues, la educación emocional como una urgencia social para prevenir la violencia y promover la paz que tanto necesita un país violento como Colombia…Así sea!
#ULTIMAVERSION